Las plantas como cualquier ser vivo también sufre de enfermedades y plagas. Muchas veces se producen cambios y respuestas parciales o totales (la muerte) en la planta. Quieres saber cuáles son las enfermedades habituales en las plantas?
Las infecciones pueden afectar diferentes partes de las plantas: raíces, hojas, flores y frutos o los vasos del xilema, por ejemplo. Cada tipo tendrá unos efectos diferentes: dificultad de absorción de agua, problemas con la reproducción y la fotosíntesis, etc.
Pero, ¿Cuáles son las enfermedades más habituales?

Mildiu: es un hongo que sale cuando hay mucha humedad y una temperatura entre 10 y 20 °C. Se identifica fácilmente porque tiene presencia como manchas blancas y amarillas a las hojas, cuando se extiende provoca necrosis a algunas partes. Es habitual en plantas como la del tomate, la berenjena, el pepino, la patata o la cebolla.

Oídio: también se trata de un hongo con presencia blanquecina, pero que se distingue para tener aspecto de polvo. Afecta todas las partes aéreas de las plantas, sobre todo las hojas. Como todos los hongos, también surge a partir de un alto nivel de humedad , pero también influencian las malas hierbas, alto nivel de nitrógeno o mala ventilación. Con este hongo se bloquea la luz y por tal no se puede realizar la fotosíntesis de la planta correctamente, haciendo que acabe causando la muerte de las hojas.

Antracnosis: no se trata de una única enfermedad, sino un conjunto de ellas. Son provocadas por hongos y por exceso de agua que facilitan su reproducción. Se puede manifestar de diferentes maneras: en hojas tiernas se ve una gran afectación, aparecen manchas en los frutos y el follaje se acaba secando.

Alternaria: esta enfermedad también es provocada por un hongo y afecta las hojas, a los cortes, a las flores y a los frutos. Se puede apreciar en forma de manchas de color café o negros, pero también puede provocar el podriment de los frutos. Las esporas germinan y penetran a los tejidos de las plantas gracias al agua. En el ninguno de unos días se empiezan a ver los primeros síntomas.

Septoria: es un tipo de enfermedad que afecta principalmente al trigo, al centeno y la avena y es provocada por hongos. Los síntomas que muestran son manchas a las hojas que empiezan longitudinalmente entre los nervios y se convierten un color amarillento.

Sclerotinia: También conocido como moho blanco. Se trata de un hongo que se reproduce a unas temperaturas entre 20 y 25 °C, pero también necesidad humedad y puede vivir hasta 10 años en condiciones óptimas. Normalmente, la infección empieza desde el suelo y va subiendo. Aparece una podredumbre blanca que coge textura de algodón. En las hojas se convierte en quemaduras.

Armillaria: este hongo pudre las raíces de muchas especies de plantas. Se trata de un hongo que es comestible para las personas, pero para las plantas puede ser perjudicial. Normalmente, se produce en la base del alrededor de los árboles, pero los efectos se ven reflejados hasta las copas de los árboles y a las ramas. Las plantas y árboles se ven perjudicadas en la hora de absorber agua, puesto que afecta sus raíces.

Fusarium: este hongo se encuentra en el sustrato y está formado por grandes variantes de especies que afectan diferentes partes de las plantas. Este tipo de hongo tiene mucha facilidad para desarrollarse con altas temperaturas y con poca humedad. En cuanto a los síntomas se puede identificar como un marchitamiento progresivo, donde las hojas se vuelven más marrones.
¿Cómo tratarlas y prevenirlas?
Cada hongo, enfermedad o plaga que puedan tener las plantas tienen un tratamiento diferente, el mejor será que os pongáis en contacto con un equipo de profesionales como por ejemplo el de Parques y Jardines Cataluña. Aun así, os podemos recomendar un seguir de recomendaciones que harán que se reduzca el impacto:
- Se tiene que mantener la separación entre las plantas y el arbolado que esté infectado. Las esporas se transportan por los aires.
- No facilitar la propagación del hongo siempre que sea posible. Reducir la humedad y la temperatura, siempre y que no sea perjudicial para nuestra flora.
- Retirar la parte infectada en la medida de lo posible.
- Procurar un buen drenaje y control de la humedad.
- Hacer una poda recurrente.